TRECE 45
Dos mundos paralelos: la fÃsica y la psique.
por Rubén Soriano  de muchamasliteratura.com
«Para entonces, es posible que nuestra memoria haya olvidado estos pequeños percances sucedidos cuando aún ignorábamos una cosa tan primordial como la libertad y autonomÃa de nuestra indestructible energÃa inteligente»
Me viene a la mente cierta serie televisiva de ficción en la que la vida transcurre en universos paralelos, donde todos existimos en ambos, pero caracterizados de manera distante excepto en lo fÃsico. La fÃsica parece ser la causante de tal desproporción de la naturalidad capÃtulo tras capÃtulo. Encontrarse con uno mismo en un universo paralelo puede llegar a ser demoledor, al menos catastrófico, según la fÃsica. Gabriel González va má allá de los propios estudios fÃsicos y traslada al papel una historia de ficción donde vivimos en primera persona esos trastornos psicológicos, en absoluto fÃsicos, cuando el personaje comienza a vivir una vida prácticamente suya, pero casi desconocida en su totalidad. No hay simultaneidad fÃsica. Un mismo cuerpo, dos vidas. Sueños. Trastornos de la propia mente. Es Trece 45.
«[...], estaba viendo lo que le rodeaba con luminosidad, con el apego que se siente hacia las cosas que han convivido con uno mismo y que conforman su propio espacio vital, una forma de ordenar el propio mundo para hacerlo confortable, una auténtica novedad y una reconciliación con el pasado tras la brusca ruptura sufrida.»
Gabriel González hace uso de un vocabulario totalmente llano, sin ningún tipo de nivel, pero que dentro de su narrativa adquiere un poder más allá de lo estilÃstico. Una prosa perfectamente elaborada sin necesidad de barroquismos ni figuras ornamentales que provee a su narrativa de todo aquello que necesita para llenar al lector. CaracterÃstica por la que la ficción temática de Trece 45 es accesible a todo aquel que quiera vivirla. Un tema como la fÃsica cuántica o la existencia de estudios sobre universos paralelos al nuestro ya es por él mismo difÃcil de comprender, aunque si abren la puerta de una manera amistosa, conocida, y sin titubeos, el entendimiento entra sin temor a no ser bien recibido. Es lo que el lector aprecia cuando hace suyos los diálogos de Trece 45, unas intervenciones tan coloquiales como familiares, en la que no hay trabas para formar parte de la conversación mientras la mente del lector se siente sedienta de más. El tono durante las escasas doscientas páginas es increÃblemente trepidante, sin altibajos, aunque sin crear la tensión excesiva que impide cerciorarse de la realidad semántica del texto.
La verdad es que si prestamos atención al argumento y al tono, Trece 45 parece una historia más de ciencia ficción sobre un tema que ya se ha escrito y visto mucho. Exceptuando el estilo más que impresionante del autor, no cabrÃa más que resaltar. Quizá. Un pintor más o menos conocido (Emilio) que sufre una especie de desmayo y comienza a vivir una vida que no es la suya, en la que todo es igual excepto la percepción que sus conocidos tienen de él. Un mundo paralelo. Quizá no haya mucho más. Quizá Gabriel González ha sido un maestro en trasladar una cuestión meramente de estudio de la fÃsica a ser un desarrollo de ese mundo tan fantástico, turbulento, fascinante, desconocido, como es la psique humana. Gabriel González hace un viaje por toda esa percepción de la realidad desde el propio personaje, haciendo que el lector viva cada una de las emociones, desesperaciones, fracasos, depresiones, torturas psÃquicas que el propio Emilio sufre a lo largo de la novela. En los fragmentos que anteriormente han sido citados, existe cierta luz hacia donde el propio protagonista decide caminar. Un camino de aceptación de las desavenencias, un aprendizaje sobre aquello que nos es desconocido pero que posiblemente ansiamos. Siguiendo con la subjetividad que caracteriza las publicaciones aquà emitidas,Trece 45 es más que una mera historia de una vida en dos mundos paralelos. El universo paralelo muchas veces está más presente en nuestras vidas de lo que creemos. Una profundidad psÃquica y emocional más allá de la fÃsica. Quizá.
«Ya no tiene sentido permanecer por más tiempo en tu mundo, añoro el mÃo [...]. Mi querido yo, que nos sea propicio el largo viaje.»
Una frase con mucho significado, ¿no creéis?
Trece 45.
Gabriel González.
Editorial Publixed.
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